miércoles, 25 de mayo de 2011

EL SIERVO ELEGIDO. Mt 12,15-21.

                    15 Jesús se enteró y marchó de allí. Lo siguieron muchos y él los curó a todos,
16 mandándoles que no lo descubrieran.
                    17 Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:

                    18 Mirad a mi siervo, mi elegido,
                         mi amado, en quien he puesto mi favor.
                         Sobre él pondré mi espíritu
                         para que anuncie el derecho a las naciones.
                    19 No altercará, no gritará,
                         no voceará por las calles.
                    20 La caña cascada no la quebrará
                         hasta que haga triunfar el derecho.
                    21 Él será la esperanza de las naciones (Is 42,1-4).

15 - 21.        Ante el propósito de sus adversarios, Jesús se retira. Muchos están de acuerdo con él y lo siguen. Las curaciones continúan la del episodio anterior (sigue el día de sábado) y tienen el mismo significado. Cumplimiento de Is 42,1-4, sobre el servidor de Dios. Mt adapta el texto del profeta. La obra del Mesías no se circunscribe a Israel (18: a las naciones). La relativización de la Ley mosaica va a permitir a las naciones aceptar el mensaje de Jesús (18).

                   El Mesías no será un agitador ni un líder de masas (19); no actuará con las armas ni con la fuerza, sino con suavidad y mansedumbre (20-21). La aspiración universal por una sociedad justa encontrará fundada esperanza en este Mesías.

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