viernes, 17 de junio de 2011

EN JERUSALÉN: JESÚS Y LA INSTITUCIÓN JUDÍA. A. ENTRADA Y ACLAMACIÓN MESIÁNICA. Mt 21,1-11.

21                1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al Monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos,
2 diciéndoles:
                        - Id a la aldea de enfrente y encontraréis en seguida una borrica atada, con un pollino; desatadlos y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita, pero que los devolverá cuanto antes.
                        4 Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:


                        5 Decid a la ciudad de Sión:
                        Mira a tu rey que llega,
                        sencillo, montado en un asno,
                        en un pollino, hijo de acémila (Is 62,11; Zac 9,9).

                        6 Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús;
7 trajeron la borrica y el pollino, les pusieron encima los mantos y Jesús se montó.
8 La mayoría de la gente se puso a alfombrar la calzada con sus mantos; otros la alfombraban con ramas que cortaban de los árboles.
9 Y los grupos que iban delante y detrás gritaban:
                        - ¡Viva el Hijo de David!
                        - ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! (Sal 118,25-26).
                        - ¡Sálvanos desde lo alto!
                        10 Al entrar en Jerusalén, la ciudad entera preguntaba agitada:
                        - ¿Quién es éste?
                        11 Las multitudes contestaban:
                        - Éste es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea.

EXPLICACIÓN.

1 - 11.          La narración está centrada en la índole del Mesías que llega. Iniciativa de Jesús para procurarse cabalgadura, según el oráculo profético. Ciudad de Sión, lit. "hija de Sión" (Is 62,11; Zac 9,9; Jr 4,31), modismo profético hebreo que personifica a una ciudad con sus habitantes (4s). Reacción de la multitud, contraria al simbolismo del borrico. Extender los mantos en el suelo, acto de sumisión, entrega del poder (2 Re 9,4s.13). Esperan una realeza guerrera (el Hijo de David). Bendito el que viene (Sal 118,25s), aclamación al vencedor. La reacción de la ciudad se describe  con el verbo usado para los temblores de tierra (10). Se preguntan por la identidad de Jesús. La multitud lo identifica con el profeta anunciado, el segundo Moisés (Dt 18,15.18); no espera ruptura sino continuidad con las instituciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario